Voces musulmanas «autorizadas»: Vox y el uso político de la religión


I Encuentro Frontera Sur, Las Palmas de Gran Canaria, 5 y 6 de noviembre.

Poco a poco, los medios de comunicación y los partidos políticos van abriendo los espacios a voces “nativas”, “autorizadas”, “auténticas”. La organización y las reivindicaciones políticas de los colectivos a los que (supuestamente) representan tienen que ver con el acceso a esos espacios. Es necesario abrirlos. Es saludable acceder a visiones y posiciones diferentes, incluso opuestas, ya que enriquecen los debates. Sin embargo, no es menos cierto que algunas de las voces musulmanas más mediáticas poseen algo que a los medios de comunicación y a los partidos políticos les interesa: confirman sesgos y refuerzan sus intereses. Por lo tanto, es importante que nos preguntemos por qué partidos como Vox, por ejemplo, en el I Encuentro Frontera Sur celebrado el pasado mes de noviembre en Las Palmas de Gran Canaria “para abordar la amenaza de la inmigración ilegal”, ha echado mano de voces musulmanas “autorizadas”. Debemos preguntarnos sobre el lugar que ocupan estos discursos en el campo social y político. Es un error monumental pensar que la participación de musulmanes en eventos organizados por la extrema derecha tenga nada que ver con la libertad de expresión y la defensa de la pluralidad de visiones dentro del colectivo musulmán. Hay que denunciar enérgicamente el uso de esas voces críticas cuando sirven para defender posiciones islamófobas, más aún, teniendo en cuenta el contexto actual europeo de radicalización islamófoba.  

Xavier Romero-Vidal y Jakob Schwoere acaban de publicar un estudio sobre “Las dimensiones religiosas de la izquierda española: partidos y electorado”, en el que nos dan unas claves para entender lo que está en juego. La aparición de Vox en el tablero político puede provocar “un contagio de la retórica anti-islámica entre los partidos mayoritarios, como en otros países de Europa occidental”. Esta cita no trata de exonerar al resto de partidos, puesto que la islamofobia es estructural, sino que lo que muestran los datos del estudio es que la extrema derecha utiliza referencias religiosas como estrategia central de campaña y se presenta como defensora del cristianismo y de la civilización europea, frente a una supuesta amenaza musulmana externa e interna, materializada en forma de “avalanchas migratorias” y de “no-go zones” o guetos. El auge de la extrema derecha y la instrumentalización de la religión como componente ideológico tiene consecuencias para el conjunto de partidos, ya que acaba poniendo sobre la mesa unas temáticas y enfoques que pueden pasar de ser totalmente secundarios, a unas prioridades impuestas. El deslizamiento hacia su marco ideológico se hace cada vez más patente en cuestiones relacionadas con la seguridad nacional y el consiguiente control de las personas musulmanas, el tratamiento de la inmigración y el endurecimiento de la ley de Extranjería. En definitiva, se trata de la defensa de narrativas de exclusión y criminalización de las personas migrantes y/o musulmanas y de medidas represivas.

Por lo tanto, cuando algunas voces musulmanas “autorizadas” o percibidas como tal aceptan participar en debates con la extrema derecha, lo que están haciendo es darles argumentos a su discurso islamófobo, que los transforma en un refrendo de su denuncia de una invasión de hordas de musulmanes fanáticos de las que hay que defenderse. Todo ello se traduce en unas consecuencias nefastas para las personas migrantes y/o musulmanas.

Es lo que ha ocurrido con la conferencia sobre “El islam político y su implantación en Europa” del encuentro organizado por Vox, antes mencionado, en el que las voces musulmanas “auténticas” corroboraron punto por punto todas las tesis de la extrema derecha: la existencia de un enemigo interior (la formación de guetos, los centros religiosos como centros de control ideológico, el activismo antirracista musulmán), de un enemigo exterior (migrantes y refugiados) y la teoría del reemplazo. Y aportaron unas soluciones milagrosas: mayor control del Estado, la no concesión de la nacionalidad, el endurecimiento de la ley de Extranjería. Qué bien se lo han servido a la extrema derecha, ¿no?

La periodista Zineb el Rhazaoui, conocida en Francia por sus posiciones radicales islamófobas, afirma que “el islam aplicado es el islamismo. Y el islamismo aplicado es el terrorismo”. Con algunos matices, esta es la idea principal que transmiten esas voces “auténticas”, muy contentas de que “por fin” se las escuche. Es importante aclarar que no se trata de personas que cometen errores empíricos o interpretativos sino que participan en el mantenimiento de un sistema racista, ya sea de manera consciente o no, por acción u omisión. Hay que denunciar estos deslizamientos discursivos e ideológicos y la instrumentalización de estas voces, que representan los intereses partidistas de la extrema derecha.

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