«La igualdad no puede ser factible, cuando una parte importante del feminismo se declara hostil hacia las religiones»

cita feminimo excluyenteEntrevista concedida a A. F. en el marco de un trabajo de investigación sobre musulmanas feministas en el contexto español.

¿Crees que todas las mujeres, independientemente de su cultura o clase social, constituyen un grupo con los mismos intereses? Ni mucho menos. Los intereses son diversos y pueden llegar a ser opuestos.

¿Crees que deberían luchar juntos con el fin de superar las desigualdades? Imagino que la pregunta se refiere a hombres y mujeres juntos. En ese caso mi respuesta es sí. Para apoyar el feminismo islámico, no es necesario ser mujer ni musulmán/a.

¿Te consideras una feminista? ¿Por qué? Sí, porque el patriarcado impregna nuestras vidas y es necesario deconstruirlo para erradicarlo.

¿Consideras que el feminismo islámico ya está establecido en la mente de las mujeres? De algunas mujeres sí, pero queda mucho trabajo por hacer. También para concienciar a los hombres.

¿Cómo crees que va a ser posible lograr la emancipación de la mujer? Mediante estrategias similares al feminismo global: acceso a la educación, independencia económica, deconstrucción de estereotipos, acceso a puestos de decisión, etc. Pero es necesario trabajar dentro de un marco religioso y ponernos las gafas feministas igualmente: tener autoridad religiosa, producir literatura, etc. Para poder lograrlo el feminismo global debe ser inclusivo.

¿Crees que es posible reinterpretar los textos sagrados con una visión feminista? No es que sea posible, es que ya se está haciendo. De hecho es uno de los puntos clave para la emancipación de las musulmanas.

¿Crees que las mujeres islámicas lograrán una situación de igualdad social al igual que las mujeres occidentales hicieron? ¿Cuánto tiempo crees que va a tomar hasta que lo logran? No hay que confundir musulmanas con orientales y no musulmanas con occidentales. Hay millones de musulmanas occidentales. Algunas de ellas, además de llevar a cabo una lucha feminista común, trabajan para abrir los cerrojos dentro de sus comunidades. La igualdad no puede ser factible cuando una parte importante del feminismo se declara hostil hacia las religiones y tiene una visión etnocéntrica. Los logros llegarán cuando el feminismo institucional occidental entienda que no puede actuar como una “Iglesia”, con sus dogmas excluyentes.

Jefes religiosos musulmanes se comprometen a luchar contra la mutilación

Hoy retomo la pluma virtual para inaugurar una nueva sección semanal. La cultura principal o mainstream (la corriente principal, oficial) nos va filtrando solo aquellas noticias que interesan en cada momento, en función de una agenda política.

Como respuesta al discurso que se ofrece desde el mainstream debemos crear medios alternativos, difundir lo que pasa en el mundo a través de nuevos canales, visibilizando aquellas realidades que son ninguneadas porque no son del interés de los grandes capitales mundiales, no cumplen con ciertas expectativas o no corroboran los prejuicios.

Hoy inauguramos esta sección, con una noticia que ha pasado prácticamente desapercibida por la prensa española e internacional:  

Guinea-Bissau: jefes religiosos musulmanes se comprometen a luchar contra la mutilación

Jefes religiosos y ulemas de Guinea-Bissau se comprometieron el viernes a abolir la mutilación en su país, en el que, oficialmente más de 320.000 niñas y mujeres han ido víctimas de mutilaciones genitales, sobre todo en las comunidades de mayoría musulmanas.

«La mutilación es una práctica ancestral» que existe «en varios países del mundo», pero «no está inscrita en ningún sitio, ni en el libro santo (Corán), ni autorizada por los hadices«, recopilación de los actos y palabras del profeta Muhammad y segunda fuente de legislación coránica, según una «declaración de Bissau» de los imames y ulemas reunidos en un colectivo.

«Nosotros, imames y ulemas de Guinea-Bissau, nos comprometemos a obrar por la abolición total de esta práctica nefasta para la salud de las mujeres en nuestro país», añade el colectivo.

«La declaración de Bissau» ha sido firmada al término de una «Conferencia islámica por el abandono de la mutilación genital femenina» coorganizada durante dos días por el Consejo Islámico Nacional de Guinea-Bissau, la ONU y dos ONG alemanas y guineanas.

Ha reunido a imames y ulemas guineanos, pero también a eruditos de Egipto, de Siria, Argelia, Mali, Gambia y Senegal. La conferencia terminó con salatul ÿumua (la oración del viernes) en un barrio popular de Bissau, en la que fue distribuido el texto de la «declaración» a cientos de fieles presentes.

Según el imam Abubacar Djalo, portavoz de los dignatarios religiosos de Guinea-Bissau, este compromiso se manifestará sobre todo mediante campañas de sensibilización durante las jutbas en las mezquitas de todo el país.

Según un informe del ministerio guineano de la salud, presentado durante la conferencia, más de 320.000 niñas y mujeres han sido mutiladas en Guinea-Bissau, entre una población de unos 1,7 millones de habitantes, aproximadamente.

La práctica está presente, sobre todo, en las comunidades musulmanas, «principalmente las Mandingas, las Peuls y las Biafadas (o Beafadas)», añade el informe.

En junio de 2011, el parlamento guineano votó una ley que prohibía la mutilación, en la que se prevé hasta cinco años de cárcel efectiva y hasta 5 millones de FCFA (7.622 euros) contra los autores de esta práctica, ampliamente extendida en el país.

     

A vueltas con la identidad, la imagen y la censura

Tengo que agradecerle a Brigitte Vasallo que haya rescatado la siguiente noticia para el público hispanohablante. Se trata de la campaña «I speak for myself» («Hablo por mí misma») que han llevado a cabo cientos de musulmanas escocesas.

Como es habitual, este tipo de noticias son silenciadas por la prensa mainstream ya que no corroboran la visión estereotipada de «la mujer musulmana» (en singular). Los medios españoles son, globalmente, meras correas de transmisión de los contenidos difundidos por las grandes agencias internacionales (americanas, sobre todo). Hay poco espacio para la crítica y la libertad de expresión: se deben cumplir unas agendas políticas concretas.

A mí me lo han dejado bien clarito diferentes medios de comunicación nacionales: o bien, con la consabida respuesta automática vía correo electrónico “ya hemos tratado ese tema en demasiadas ocasiones” o bien, quitándome la palabra en una tertulia de radio en la que participaba, por no decir «amén» a las tesis prejuiciosas de la periodista. Pero también he sufrido la censura en otros medios, como en una cadena de televisión, por negarme a aparecer con un hiyab.

Estoy de acuerdo con la denuncia de Brigitte: es lamentable que sea necesario tener que insistir en que una cosa es la identidad nacional y otra la religión que se profesa.

La campaña de estas musulmanas escocesas es inevitablemente reactiva, reaccionan ante unos estereotipos. Por desgracia, en su apuesta por deconstruirlos, siguen encerradas en ese mismo esquema, aunque esta vez  sea para decir que es compatible ser escocesa y musulmana. Lo mismo se podría decir cuando algunas nos desgañitamos insistiendo en que una puede ser demócrata y musulmana, feminista y musulmana…

Algo similar ocurrió con otra campaña de unas musulmanas holandesas. Necesitaban justificar su opción religiosa públicamente, hartas de que se las acusara de ser eternas inmigrantes, inasimilables, sumisas y tristes, debido a su condición de musulmanas. De ahí que la campaña de las holandesas, al igual que la de las escocesas, hubiera optado por utilizar el humor.

Es positivo que surjan iniciativas de las propias musulmanas para desmontar los estereotipos, aunque creo que sería más eficaz pasar de una postura reactiva a una creativa y proactiva. El arte -la literatura, la pintura, la fotografía, la danza, la música, el cine y todas las expresiones artísticas- es una excelente herramienta de subversión. Si los medios de comunicación masivos visibilizaran en exceso esa producción, significaría que habría dejado de ser subversiva.